domingo, 26 de agosto de 2007

La Vegetación de las Areas Riparianas, su efecto en la Cuenca y en las Presas Hidroeléctricas y la generación de energía






La Vegetación de las Areas Riparianas, su efecto en la Cuenca y en las Presas Hidroeléctricas y la generación de energía

El desastre ambiental por erosión en la zona de las altas cuencas del Sistema Hídrico del Río Neuquén, así como en algunos sectores de la cuenca del Río Limay, ( ríos Quillén, Aluminé, Catan Lil, Malleo, especialmente en campos fiscales, aunque también en menor medida en tramos de los ríos mencionados que cruzan por propiedades privadas, presenta una característica común, y es la ausencia de vegetación ripariana o su deterioro y retroceso, por acción de las crecidas violentas, el sobrepastoreo con animales y la destrucción de orillas por pisoteo de animales y arrastre aluvional.
Hay otro elemento destructor de las áreas riparianas y es la construcción de caminos hacia el río y adyacentes a él, así como todo movimiento de suelos en estas áreas.
Las áreas riparianas, que así se denominan a las áreas de costa de ríos, lagos y humedales, representan la más valiosa porción de terreno, ya que actúan como amortiguador de crecidas y también como esponja para retener agua, así como para evitar la creación de barrancos por destrucción de las costas.
También son las zonas donde se encuentra la mayor cantidad de forraje verde y arboledas, sirviéndo no sólo de hábitat para aves y fauna menor, sino como protección y refugio para animales y para los peces, que se esconden en pozones a la sombra de estas arboledas, ramas y raíces de vegetación.
Fundamentalmente las áreas riparianas con su vegetación mantienen la biodiversidad al mantener la calidad y pureza del agua atrapando los sedimentos, filtrando tanto el agua de los torrentes que desembocan en el río como la misma agua de éste.
La función principal de conservación de la vegetación ripariana es la de proteger y construír costas al filtrar, depositar y retener los sedimentos mencionados en la zona del amortiguador verde en la costa de los cursos de agua, y en los lagos impidiendo la re-suspensión de sedimentos.
La vegetación costera también almacena agua de lluvia, de crecidas del propio río y también de los afluentes y torrentes de escurrimiento de lluvias y deshielos que van a dar al río, y así actúa como una reserva de superficie.
También tiene el efecto de recargar los acuíferos y disipar la energía destructiva del oleaje y la presión del hielo en invierno.
Y tiene un efecto importante para la generación de energía eléctrica en las presas hidroeléctricas río abajo, ya que esta vegetación ripariana contribuye a mantener los caudales medios de agua a lo largo del año, al alimentar los acuíferos, reteniéndo la humedad y elevando las napas de agua, lo cual tendría el efecto de eliminar la baja generación de energía por falta de agua en las represas por la simple razón de que mucha de esa agua que los diques deben erogar improductivamente en invierno y primavera durante las crecidas por lluvias y deshielos, si la vegetación ripariana estuviera en buenas condiciones, se absorbería en el terreno en las altas cuencas, alimentando los arroyos y vertientes todo el año, incluyendo el verano.
Los desastres por crecidas devastadoras que hemos tenido y que vamos a tener tienen una cura:

Recuperar la vegetación ripariana en la red de afluentes del Río Neuquén y Limay, y forestar los faldeos de estas cuencas con exóticos y nativas, para en una segunda etapa eliminar los exóticos para que permanezca sólo la vegetación nativa, ya recuperada y fuerte.
Para todo esto habrá que transformar a los crianceros en forestadores, como ya hemos explicado.

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